October 17, 2025

Cristo, la piedra angular

Estamos llamados a compartir la paz y la unidad de Cristo con los demás

Archbishop Charles C. Thompson

Mañana, 18 de octubre, es la festividad de san Lucas el Evangelista, autor de uno de los cuatro Evangelios y de los Hechos de los Apóstoles. Se lo venera por su capacidad para mostrarnos las enseñanzas, las curaciones y los milagros de Jesús—que culminan con su pasión, muerte, resurrección y ascensión al cielo—y por ayudarnos a visualizar la vida de los primeros cristianos.

La carta de san Pablo a los Colosenses hace referencia a Lucas como médico, por lo que se cree que fue médico y discípulo de san Pablo.

Según las poderosas imágenes del Apocalipsis, cuatro “bestias” alaban sin cesar ante el trono de Dios: un hombre, un buey, un león y un águila (Ap 4:6-11). A veces se dice que estas criaturas representan a los cuatro evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. San Lucas se identifica con el buey, que simboliza la fuerza y el sacrificio.

El Evangelio de la Misa de la festividad de mañana describe el estilo de discipulado misionero que los seguidores de Jesús, y todos los que hemos sido bautizados, estamos llamados a seguir. Como nos dice san Lucas:

El Señor escogió también a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él a todos los pueblos y lugares a donde él pensaba ir. Les dijo: “La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, pídanle al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Póngase en marcha! Yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero, zurrón, ni calzado; y no se detengan tampoco a saludar a nadie en el camino. Cuando entren en alguna casa, digan primero: ‘Paz a esta casa.’ Si los que viven allí son gente de paz, la paz del saludo quedará con ellos; si no lo son, la paz se volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja tiene derecho a su salario. No vayan de casa en casa. Cuando lleguen a un pueblo donde los reciban con agrado, coman lo que les ofrezcan. Curen a los enfermos que haya en él y anuncien: ‘El reino de Dios está cerca de ustedes’ ” (Lc 10:1-9).

Jesús nos reúne para enseñarnos y unirnos como sus hermanas y hermanos, pero no permite que nos aferremos a él, sino que nos envía en pares (lo que significa que nunca somos individuos aislados o llaneros solitarios).

El Señor nos dice que, como evangelizadores, disponemos de muchas oportunidades pero también lo son los obstáculos. Nos envía—como corderos entre lobos—a dar testimonio de la paz y la unidad que solo le pertenecen a Él. No debemos imponer nuestros puntos de vista a nadie ni obligarlos a aceptar las enseñanzas de Cristo. Simplemente anunciamos que el reino de Dios está cerca e invitamos a todo aquel con el que nos topemos a que vaya al encuentro de la persona de Jesucristo.

Un encuentro personal con nuestro Señor y Salvador es lo único que hace falta para un discipulado misionero eficaz. En mi reciente carta titulada “Paz y unidad: Reflexión pastoral,” señalo que:

En el corazón tanto de la Iglesia como de la misión, están la evangelización y la catequesis centradas en Cristo, en cooperación con el Espíritu Santo, para hacer realidad el Reino de Dios, que es la esencia misma de la verdadera paz y de la auténtica unidad. Para ello, el encuentro personal con Jesús resulta esencial en la vida espiritual de todo cristiano bautizado. Ningún principio de la fe cristiana o de las creencias católicas tendrá sentido si no es a través del encuentro con la persona de Jesucristo.

No existe constancia del encuentro de san Lucas con Jesús. Podemos suponer razonablemente que no fue algo drástico, como la conversión de san Pablo, sino que lo más probable es que se produjera a través de su experiencia de la vida cristiana, tal como se vivía en los primeros tiempos de la Iglesia.

Mucha gente también especula que, dado que el Evangelio de Lucas relata detalles íntimos de los acontecimientos que rodearon el nacimiento de nuestro Señor y su infancia, este evangelista tuvo acceso directo a María, la madre de Jesús. De ser así, sin duda habría sido uno de los factores que influyeron en su encuentro personal con su Hijo.

Una tradición que data del siglo VI identifica a Lucas como el primer artista que pintó a la Virgen María. Independientemente de que sea así o no, lo cierto es que san Lucas nos ha dado las imágenes escritas más vívidas de la mujer que dijo sí a la voluntad de Dios y así, por el poder del Espíritu Santo, se convirtió en la Madre del Verbo de Dios encarnado.

Al celebrar esta gran festividad de san Lucas Evangelista, pidamos a este santo médico y evangelista que nos ayude a ser más fieles a nuestra vocación de discípulos misioneros.
 

(Para leer la reflexión pastoral del arzobispo Thompson en inglés y español, visite archindy.org/pastoral2025. En facebook.com/ArchdioceseofIndianapolis encontrará preguntas para el estudio de esta reflexión pastoral.)


Preguntas de reflexión de esta semana:

  1. Una pregunta para mí: ¿Cómo puedo ser más como María, diciendo sí a la voluntad de Dios y permitiendo que el poder del Espíritu Santo me ayude a ser cada vez más el discípulo que Dios quiere que sea?
  2. Para un niño en mi vida: ¿Por qué crees que Jesús envió a sus amigos en parejas, de dos en dos, para compartir su enseñanza sobre la paz?
  3. Mi rol en la comunidad: ¿De qué maneras soy obrero de la cosecha de Jesús? ¿Cómo puedo ser más diligente y eficaz en la labor del Dueño de la cosecha?

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