November 17, 2023

Católicos de todo el mundo residentes en la Arquidiócesis celebran a San Martín de Porres

César, a la izquierda, Julio y Margarita Zúñiga se arrodillan en oración durante una misa celebrada el 3 de noviembre en la Iglesia de Santa Rita de Indianápolis en honor a San Martín de Porres, patrón de la justicia racial. (Fotografía de Sean Gallagher)

César, a la izquierda, Julio y Margarita Zúñiga se arrodillan en oración durante una misa celebrada el 3 de noviembre en la Iglesia de Santa Rita de Indianápolis en honor a San Martín de Porres, patrón de la justicia racial. (Fotografía de Sean Gallagher)

Por Sean Gallagher

Católicos procedentes de todo el mundo han venido a Indianápolis para vivir y practicar su fe.

Su gran diversidad cultural, lingüística y de experiencia con la fe se puso de manifiesto al congregarse el 3 de noviembre en la Iglesia de Santa Rita de Indianápolis para celebrar una misa en honor a san Martín de Porres.

El santo era un hermano dominico que murió en 1639 en Lima, Perú, hijo de padre español y madre esclava africana liberada, hoy en día patrono de la justicia racial.

Participaron en la misa muchos católicos afroamericanos de numerosos países de África, Centro y Sudamérica, así como de las Filipinas.

El padre Jean Bosco Ntawugashira de Marianhill, administrador de la parroquia de Santa Rita y oriundo de Ruanda, en África oriental, reflexionó sobre cómo los dones espirituales que san Martín compartió con los enfermos y los pobres a los que servía surgieron de su relación con Dios en la oración.

“Debemos rezar”—afirmó el padre Jean Bosco—. “Cuanto más oremos a Dios, cuanto más nos relacionemos con Él, más veremos nuestros dones espirituales. Tendremos la fuerza de Dios.”

Calificando a san Martín de “hermano mayor que nos ayuda a amarnos los unos a los otros,” el padre Jean Bosco animó a sus oyentes a imitar el ejemplo del santo de prestar un servicio amoroso a todas las personas, sin distinción de origen racial o étnico.

“Al celebrar a San Martín de Porres, dejemos que este gran hombre sea nuestro ejemplo de fe para que todos nos sintamos hijos de Dios”—afirmó el padre—. “Estamos llamados a vivir en paz y amor para que ese tipo de amor pueda ser una manifestación de la presencia de Cristo.”

La primera lectura de la misa la realizó Andrés Pecho, quien ayuda a dirigir el ministerio de catequesis en la parroquia de Santa Mónica de Indianápolis. Pecho y su esposa Ena se trasladaron a Indianápolis hace cinco años desde Lima, Perú, donde vivió san Martín de Porres y donde hoy existe una gran devoción por él.

“Fue maravilloso”—dijo Pecho con respecto a participar en la misa—. “Este país es multicultural. Estoy aprendiendo a compartir con gente de otras comunidades.”

Habló de las lecciones que la gente de Indianápolis y de todo el mundo puede aprender del santo oriundo de su país natal.

“En estos tiempos, el mundo es un poco materialista”—comentó Pecho—. “Pero este hombre siempre enseñaba a los demás a compartir con todo el mundo. Me encanta.”

Sally Stovall, feligresa de la parroquia de los Santos Ángeles de Indianápolis y natural de Nigeria, ha asistido a lo largo de los años a muchas misas de san Martín de Porres organizadas por la Oficina de Ministerio Intercultural de la Arquidiócesis. Valora la forma en que la liturgia reúne a católicos de todo el centro y el sur de Indiana.

“La Iglesia está formada por diferentes culturas, por personas de todas las comunidades étnicas”—aseguró Stovall—. “Así que tiene sentido que podamos reunirnos como uno solo cuerpo unido. Mostramos nuestro patrimonio cultural. Desde el principio, la comunidad africana ha formado parte de esto.”

Félix Navarrete, coordinador arquidiocesano del Ministerio Hispano, ayudó a organizar la misa y la recepción posterior.

“Fue muy emocionante ver una congregación tan diversa: filipinos, africanos, afroamericanos, anglos e hispanos adorando a un solo Dios”—expresó Navarrete—. “Ver nuestra diversidad reflejada en los celebrantes, no solamente en cuanto a nacionalidad sino también edad, fue fascinante.

“Valoro la apertura de nuestras comunidades para reunirse a celebrar la memoria de un gran santo como Martín de Porres. Creo que hoy estamos llamados a la humildad.” †

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