September 19, 2008

Buscando la Cara del Señor

La peregrinación a Tierra Santa se anclará en la oración

Mis reflexiones del verano sobre las estaciones del Vía Crucis tenían por objeto servir de preludio a la peregrinación arquidiocesana a Tierra Santa que da inicio a la conmemoración de nuestro aniversario número 175.

Los orígenes de la Iglesia Católica en Indiana, al igual que en todas partes, tienen sus raíces en Tierra Santa. Comenzamos nuestra celebración volviendo sobre los pasos de Jesús en su tierra natal.

Con el favor de Dios, cuando esta columna se publique en The Criterion, estaré en Tierra Santa guiando a otros 42 peregrinos.

Tenemos el privilegio de poder realizar esta peregrinación en representación de nuestra iglesia local. Llevamos en nuestro pensamiento y en nuestras oraciones a todos los miembros de nuestra arquidiócesis, mientras seguimos a Jesús por los lugares históricos que visitó en su camino al Calvario y la Resurrección.

Una peregrinación se diferencia de una excursión común en que aquélla se ancla en la oración mientras nos desplazamos de un lugar sagrado a otro. Como es costumbre durante nuestras peregrinaciones, cada día rezamos por una intención especial. Para cuando lean esto, estaremos ya en camino.

Volamos desde Indianápolis a Atlanta el 17 de septiembre, y de Atlanta a Tel Aviv, Israel, llegando el jueves 18 de septiembre.

Este primer día lo recibimos celebrando la Misa en Netanyahu, no muy lejos de Tel Aviv. Ofrecimos esa Misa y ese día en especial agradecimiento por todas las bendiciones que Dios le ha dado a nuestra arquidiócesis durante estos 175 años. Y rezamos para que Dios nos dé una bendición especial en ocasión de la celebración de nuestro aniversario.

El 19 de septiembre estuvimos en Cana donde, a petición de su Santa Madre, Jesús transformó el agua en vino durante la celebración de una boda. Ese fue su primer milagro público en el cual su divinidad se puso de manifiesto.

Resultaba apropiado que la intención de nuestra Misa y nuestras oraciones del día se ofrecieran por todas las parejas de casados de nuestra arquidiócesis. Ofrecimos una bendición especial por los compañeros casados que se encuentran con nosotros en la peregrinación. No pude menos que pensar en todos los esposos y esposas que fueron nuestros ancestros en la fe Católica en Indiana.

El sábado 20 de septiembre ofreceremos una Misa en la Iglesia de la Anunciación en Nazaret. La Misa y el día se ofrecerán por todos los niños en nuestras familias.

Esa es la aldea donde creció Cristo, donde trabajó como carpintero y rendía culto junto con María y José. La Basílica de la Anunciación se erige en el lugar donde el Arcángel Gabriel se le apareció a María anunciándole que se iba a convertir en la madre de nuestro Salvador.

El domingo 21 de septiembre ofreceremos una Misa en la Iglesia de las Beatitudes, en una parte verdaderamente hermosa de la Tierra Santa, Galilea. Jesús pasó allí buena parte de su ministerio público.

Nuestra Misa, las oraciones y nuestro recorrido del día se ofrecerán por nuestros sacerdotes, diáconos y seminaristas. Rezamos a Dios para que bendiga su ministerio en la arquidiócesis hoy y en el futuro. Rezaré por el Obispo Simón Bruté y todos los sacerdotes que han proclamado la fe católica en Indiana a lo largo de estos 175 años.

El 22 de septiembre celebraremos la Eucaristía en Belén, cerca del campo de los pastores y la cueva donde nació Jesús.

En ese día rezaremos con agradecimiento por todos los hombres y mujeres consagrados a la vida religiosa, quienes son una gracia especial para nosotros hoy y todos aquellos religiosos especiales del pasado. Estaré pensando en Santa Theodora Guérin.

El martes 23 de septiembre estaremos en el lugar del Jardín de Getsemaní, donde Jesús sufrió una gran agonía al comienzo de su Pasión. Ofreceremos la Eucaristía en la Iglesia llamada Dominus Flevit, El Señor lloró. Resulta conmovedor darnos cuenta de manera palpable cuánto nos amó Jesús. La Misa y las oraciones de ese día se ofrecerán por nuestra juventud, los jóvenes adultos y los solteros de nuestra arquidiócesis.

El miércoles 24 de septiembre ofreceremos la Misa y las oraciones por todos los ancianos, los enfermos y aquellos que se encuentran confinados a sus hogares de la arquidiócesis. Resulta apropiado ofrecer este día por ellos al celebrar en la Iglesia de Santa Ana, la madre de María y abuela de Jesús.

El jueves 25 de septiembre se ofrecerá por nuestros ministerios de caridad, evangelización y educación en la Iglesia de la Visitación. La visita de la Santa Madre a Isabel, ya mayor y embarazada, fue un acto de caridad generoso.

El viernes 26 de septiembre, mientras visitamos diversos lugares en Jerusalén, ofreceremos la Misa y las oraciones por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en nuestra arquidiócesis. Esta intención es de capital importancia.

En nuestro último día de peregrinación, ofreceremos la misa en la Iglesia del Santo Sepulcro. El sufrimiento, la muerte y la resurrección de Cristo nos proporcionan una vez más la pausa necesaria para dar las gracias por el don de nuestra fe católica que aviva nuestra arquidiócesis.

Somos un pueblo bendecido. †

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