January 20, 2006

Seeking the Face of the Lord

Gracias a todos aquellos que prestan sus servicios voluntarios a la Iglesia

Sospecho que el año pasado, más que en años anteriores, los artículos de los Colts formaron parte de los intercambios de regalos. Pero dudo que se haya producido y regalado más de una mitra de obispo adornada con el emblema de los Colts como obsequio de Navidad. Por supuesto, nunca habrá ninguna ceremonia litúrgica adecuada donde pueda utilizarse. Ha pasado a ocupar orgullosamente su lugar en mi colección de sombreros inusuales. Aprecio el espíritu ingenioso que ideó este regalo.

Algunas semanas antes de Navidad, escribí sobre el fudge de piña de mi madre y preguntaba si alguien tendría la receta. Por supuesto, el hijo de una madre que nunca apuntó una receta jamás habría pensado en realizar una búsqueda en Internet. Pero otros lo hicieron y les estoy agradecido.

Una señora envió una receta escrita a mano que se parece mucho a la de mi madre. Creo que entiendo por qué mi madre ya no hacía el fudge en sus últimos años. ¡La receta requiere grandes cantidades de azúcar refinado y azúcar moreno! La amable señora que envió la receta al editor de The Criterion también escribió: “¡Excelente periódico!”, lo cual le agradezco. Les envío mis agradecimientos especiales a todos aquellos que se tomaron la molestia de ayudarme. Las recetas forman parte ahora de mi colección.

En estos meses he frecuentado la casa de retiro Nuestra Señora de Fátima en Indianápolis, más de lo común, para asistir a diversas reuniones, jornadas de oración y cenas. En todas las ocasiones, la experiencia ha sido placentera. El personal no podría ser más amable. Asimismo, quiero mencionar a todas las personas que ayudan como voluntarios durante las comidas y también ayudan con la limpieza. Estoy impresionado. Por supuesto que estas personas no buscan elogios o el reconocimiento público, mas sin embargo, lo merecen.

Me sentí particularmente conmovido de que un padre llevara a sus hijos, una niña adolescente y dos varones en edad escolar, para ayudar a servir la comida de la tarde. Creo que los padres que hacen esto no solamente están fomentando una buena causa espiritual, sino que también enseñan a su familia a servir a otros y además los guían con su ejemplo. ¡Qué actividad tan buena para compartir en familia! Aplaudo a todos los voluntarios, jóvenes y ancianos, al igual que a todos los demás.

Si pudiéramos enumerar a todas las personas que sirven como voluntarios en nuestras parroquias, escuelas y oficinas, sé que las cifras serían verdaderamente sorprendentes. Con frecuencia este aspecto del servicio cristiano, la dedicación de tiempo y talento, pasa desapercibido.

El servicio prestado puede ser ayudar en la cafetería de la escuela. Puede tomar la forma de la limpieza de una iglesia o capilla. Quizás sea el servicio de decorar la iglesia para ocasiones especiales, o servir como anfitriones o acomodadores, o recoger la colecta. Algunos compañeros cuentan lealmente la colecta del domingo. Otros se aseguran de que la sacristía, los manteles del altar, hábitos, sotanas y sobrepellices se mantengan en perfecto orden. Algunos compañeros van a apalear nieve o recoger hojas. Otros preparan comidas para el pastor. Otros más prestan sus servicios voluntarios para el ministerio juvenil.

Dedicar tiempo a la oración es también un servicio maravilloso para la parroquia. Pienso en aquellos que pasan una hora ante el Sagrado Sacramento en la iglesia, o en una capilla de adoración. Cientos de personas rezan en nombre de todos nosotros. Algunos lo hacen a altas horas de la noche.

¿Quién puede medir el beneficio que proporcionan los clubes de hombres y mujeres en nuestras parroquias? ¿Y que hay de aquellos que sirven como voluntarios en el bingo? ¿O aquellos que invierten innumerables horas en los preparativos para el evento social anual?

La sociedad de San Vicente de Paul es notable por su servicio voluntario en toda la Arquidiócesis. Algunos compañeros ofrecen su trabajo voluntario para servir directamente a los pobres. Otros trabajan en los depósitos tras bastidores. Todos tienen su papel en la obra de servir a Cristo a través de los pobres.

Las diversas asambleas de los Caballeros de Colón no solamente aportan tiempo y talento para promover la causa de la vida humana, sino que también participan en numerosos proyectos que benefician a los pobres. Ellos también merecen nuestro apoyo. Recientemente, representantes de los Caballeros de Indiana realizaron una contribución a la Casa de Formación del Obispo Bruté en el Marian College de Indianápolis. Se trata tan sólo de un ejemplo de sus miles de gestos de servicio.

El Club Serra dedica mucho tiempo a la promoción de las vocaciones religiosas y sacerdotales y lo más resaltante es el tiempo que dedican a la oración por las vocaciones.

En la tarea de nombrar grupos corro el riesgo de olvidar algunos que son igualmente insignes por sus generosas donaciones de tiempo y talento. Me refiero a todos los comités, comisiones y grupos de trabajo arquidiocesanos y parroquiales.

Rezo frecuente y agradecidamente por todos ustedes, los conocidos y los desconocidos, que sirven a Cristo entre nosotros de manera inadvertida. ¡Ustedes son verdaderos obsequios para Dios y para nuestra Iglesia! ¡Que Dios los colme de bendiciones! †

 

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