March 11, 2005

Seeking the Face of the Lord

La humildad y la fe de San José es un modelo para todos

Este año celebramos el día de San José justo antes del comienzo de la Semana Santa. Me alegra que lo celebremos antes de entrar en el espíritu de la Pasión, muerte y resurrección de su hijo adoptivo. Me encanta San José porque es un patrono accesible para todos nosotros.

En 1870 el Papa Pío IX proclamó a José patrono de la Iglesia Universal. El Papa Pío XII, de hecho, lo proclamó patrono de los obreros cuando instituyó la festividad de San José Obrero el 1º de mayo. Por mucho tiempo lo he considerado el patrono de los padres. Él es el patrono de numerosos países en todo el mundo.

¿Por qué José es tan popular en la devoción católica? Aun cuando aparece en los Evangelios, no tenemos ni una sola palabra suya.

Los evangelios de Mateo y Lucas registran los incidentes difíciles de la experiencia de José que nos hablan de su atención a la fe. Estaba atento a recibir mensajes cruciales de Dios, delegándole la función de líder y protector de la Sagrada Familia. Sin su creencia de que en Dios todo es posible, José nunca habría podido desempeñar ese papel.

El prefacio de la festividad de San José lo llama “el fiel y prudente servidor a quien constituiste jefe de tu familia. El hombre justo que diste por esposo
a la Virgen Madre de Dios, p ara que, haciendo las veces de padre,
cuidara a tu Hijo unigénito,
concebido por obra del Espíritu Santo,
Jesucristo nuestro Señor”.

José fue un hombre justo ya que quería respetar la ley judía en cuanto al hecho de que María estaba en cinta y, al mismo tiempo, deseaba respetar el papel de María como esposa del Espíritu Santo. Únicamente la confianza en Dios y sus mensajeros le permitiría a José desempeñar su labor como padre legal de Jesús y esposo leal de María. Tenía la gracia de la sabiduría y vivió la virtud de la lealtad a su compromiso.

Aceptó responsabilidades y adversidades por el bien de Jesús y María. Tan solo debemos reflexionar en lo que debió significar realizar arreglos para el nacimiento de Jesús en las circunstancias desconocidas de un pueblo extraño; o lo que habrá significado abandonar repentinamente el hogar con su familia prófuga y viajar a Egipto en condiciones hostiles. Debió ser una persona valiente y dispuesta a adaptarse. También conoció la desesperación de haber perdido a su hijo en una ocasión, para hallarlo posteriormente en el Templo.

José tuvo el privilegio de enseñarle su oficio a su hijo. Ayudó al Hijo de Dios a convertirse en carpintero y constructor. María y él también llevaron a cabo el papel de maestros de su hijo. Le dieron a conocer la forma de rezar y las creencias de la tradición judía.

Una de mis imágenes preferidas de San José se encuentra ilustrada en un mural del padre benedictino Donald Walpole, afuera del Oratorio de San José en la gruta de la iglesia de la archiabadía en Saint Meinrad. El tema del mural es la huída a Egipto. María y Jesús están sentados en un burro guiado a pie por José. Él lleva un cayado en una mano y Jesús le agarra el dedo de la otra mano. El texto sobre la pintura dice: “La mano del humilde José guía a la del Todopoderoso”.

Esa imagen del humilde José dice mucho para cualquiera que tenga grandes responsabilidades en una familia. Dice mucho para cualquiera que acepte seriamente la responsabilidad de guiar a otros en la fe. Dice mucho para innumerables personas que sirven a sus familias o a sus vecinos, o a los pobres, o a los que sufren, o a los que están solos, ocultos tras bastidores. Habla de un patrón para aquellos que sirven sin obtener mayor reconocimiento, ovaciones o elogios.

Muchos de nosotros pensamos en nuestros padres. Yo lo hago. También pienso en los abuelos y padrinos, maestros y sacerdotes quienes por el simple hecho de hacer lo que hicieron, su trabajo si quieren verlo así, ejercieron una profunda influencia en mi vida. A menudo pienso en ellos. De hecho, durante la época de la Cuaresma pido todos los días por los seres queridos ya fallecidos quienes fueron importantes desde mi crianza, hasta el día de hoy. Son muchos y muy diversos. Y también ofrezco mi día de Cuaresma y prácticas por aquellos que están vivos y tienen un impacto generoso en mi vida y, en general, lo hacen modestamente.

Pienso que mucha gente vive la vida de José. Él era una persona muy accesible ya que era sensato. No tenemos una sola palabra dicha por él, pero contamos con el testimonio poderoso de su elocuente obediencia a la voluntad de Dios y el cuidado amoroso que le dispensó a María y a Jesús. †

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